Sermón 30 : PL 52, 285-286
¿Por qué vuestro maestro come con publicanos y pecadores? Dios es
acusado de abajarse hacia el hombre, de sentarse cerca del pecador, de tener
hambre de su conversión y sed de su retorno, de preferir el alimento de la
misericordia y la copa de la benevolencia. Pero Cristo, hermanos míos, vino a
esta comida; la Vida ha venido para estar entre los invitados a fin de que,
condenados a muerte, vivan la Vida; la Resurrección se ha acostado para que los
que yacen se levanten de sus tumbas; la Bondad se ha abajado para levantar a los
pecadores hasta el perdón; Dios ha venido hasta el hombre para que el hombre
llegue hasta Dios; el juez ha venido a la comida de los culpables para sustraer
a la humanidad de la sentencia de condenación; el médico ha venido a los
enfermos para restablecerlos comiendo con ellos; el Buen Pastor ha inclinado la
espalda para devolver la oveja perdida al establo de la salvación(Lc 15,
3s).
“¿Porqué nuestro maestro come con publicanos y pecadores?” Pero, ¿quién es pecador sino el que rechaza verse como tal? Dejar de reconocerse pecador ¿no es hundirse más en su propio pecado y, para decir verdad, identificarse con él? Y ¿quién es el injusto sino aquel que se cree justo?... Vamos, fariseo, confiesa tu pecado y podrás venir a la mesa de Cristo; por ti Cristo se hará pan, ese pan que se romperá para el perdón de tus pecados: Cristo será para ti la copa, esa copa que será derramada para el perdón de tus faltas. Vamos, fariseo, comparte la comida de los pecadores y Cristo compartirá tu comida; reconócete pecador y Cristo comerá contigo; entra con los pecadores al festín de tu Señor y podrás no ser ya más pecador; entra con el perdón de Cristo en la casa de la misericordia.
“¿Porqué nuestro maestro come con publicanos y pecadores?” Pero, ¿quién es pecador sino el que rechaza verse como tal? Dejar de reconocerse pecador ¿no es hundirse más en su propio pecado y, para decir verdad, identificarse con él? Y ¿quién es el injusto sino aquel que se cree justo?... Vamos, fariseo, confiesa tu pecado y podrás venir a la mesa de Cristo; por ti Cristo se hará pan, ese pan que se romperá para el perdón de tus pecados: Cristo será para ti la copa, esa copa que será derramada para el perdón de tus faltas. Vamos, fariseo, comparte la comida de los pecadores y Cristo compartirá tu comida; reconócete pecador y Cristo comerá contigo; entra con los pecadores al festín de tu Señor y podrás no ser ya más pecador; entra con el perdón de Cristo en la casa de la misericordia.
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